lunes, 27 de febrero de 2012

Salida a la Venta de la Leche. 26-02-2012

Bueno. Pues ayer tuvimos una jornada de observación astronómica y estuvimos probando el nuevo telescopio del que va a disponer la agrupación Sirio, un telescopio de tipo Dobson de 22 pulgadas de apertura y relación focal 4,7 creo recordar.

Nos encontramos allí a eso de las 6 de la tarde, hacía bastante viento, y se presuponía una noche fría, aunque con un cielo limpio.
Cuando yo llegué ya estaban montando el telescopio, aunque nada más llegar decidimos cambiar ligeramente el lugar por otro en el que no nos afectase tanto el viento, pero aún así, de esto tuvimos bastante.
Para mi sorpresa, aunque ya lo venían anunciando algunos miembros de la agrupación, el telescopio no ha resultado ser tan aparatoso como cabría esperarse de un 22 pulgadas. En la siguiente foto se puede ver el espejo primario, con la araña del espejo secundario detrás:
La verdad es que toda la noche estuvo colmada de sorpresas, no solo por el tamaño del espejo primario. También me sorprendió la facilidad del montaje y de la colimación de los espejos. En poco más de una hora ya nos encontrábamos mirando la Luna y los planetas Júpiter y Venus, los cuales dominaban el oeste del cielo. En la siguiente foto podemos ver el telescopio casi montado, faltando sólamente cubrirlo con la lona y empezar la colimación:
Primero con el láser, la colimación resultó bastante sencilla y rápida. Luego, Víctor y Jesús estuvieron un ratillo afinando con Sirio (o al menos, creo que era Sirio).

Después de las sorpresas referentes al telescopio y su ligereza, facilidad de montaje y monstruosidad en general del bicho, llegaron las sorpresas en lo que respecta a la observación directa.
Después de ver la Luna y los planetas enfocamos hacia el plato fuerte de la cena de la noche: M42, es decir, la gran Nebulosa de Orión. Impresionante, sin palabras, es increíble la cantidad de detalles que se podían observar con el ojo desnudo: el intrincado y complejo entramado brillante y turbulento de gas que dominaba la zona central de la nebulosa, allí donde reside el famoso trapecio, la espectacular mezcla del azul y el rojo de los "cuernos" que se disponen lateralmente y conforman la "base" de la nebulosa... en fin, una maravilla y un deleite para los ojos.

Seguidamente, y después de que todos pudiésemos disfrutar de la nebulosa de Orión por orden de cola, nos dirigimos hacia el cúmulo doble de Perseo, parada obligatoria de cualquier observador directo. A duras penas entraba en el campo de visión del ocular (que creo que era un 30mm, aunque no recuerdo la amplitud angular del campo), pero podían vislumbrarse claramente los dos núcleos estelares salpicados por una miríada de minúsculos pero visibles (y puntuales, o al menos eso creo recordar) luceros.
La Osa Mayor fue la siguiente parada para poder ver las famosas galaxias M81 y M82. M81 se veía claramente como un bulbo globoso de luz, como si de una galaxia elíptica se tratase. No logré ver los brazos espirales, pero era lógico pues aún se encontraba baja en el cielo. M82, la galaxia del cigarro, se mostró algo más generosa y nos dejó ver su curiosa silueta característica.

A eso de las 9, Marte empezaba a asomar por el horizonte, habría que esperar para verlo mejor, pero la impaciencia, y la facilidad con la que resulta mover el telescopio (se puede mover incluso con un dedo) nos hizo moverlo enseguida para poder ver la característica bola rojiza.

Entre cúmulo y cúmulo, la noche avanzaba y el frío aumentaba, yo lo notaba sobre todo en los pies, lo que me hacía deambular de aquí para allá, o entrar y salir de mi tiendecita de campaña (o paravientos, o refugio, o como se llame). Tuvimos una charla amena sobre los temas típicos de las salidas de astronomía, que si relatividad especial por aquí, mecánica cuántica por allá, etc, y de otros temas más mundanos, como la efectividad frente al frío de las tiendas de campaña o las batimantas (ver más abajo, XDD) .

Entre charla y charla, y entre patata frita y patata frita, nos dieron las 11 más o menos, cuando cierto planeta anillado hizo acto de presencia. Todavía bajo, habría que esperar un poco para contemplar a Saturno, por lo que nos centramos de nuevo en Marte, que ya estaba bastante alto. Pude ver con relativa facilidad algunas manchas oscuras sobre la superficie del planeta rojo, aunque no logré vislumbrar el casquete polar. Creo recordar que Víctor y Jesús estuvieron jugando un poco con los oculares y lograron verlo, aunque no lo recuerdo bien. Saturno se presentaba con dos de sus lunas, pero estaba lejos, no logré discernir la famosa división de Cassini que separa los dos anillos principales.

Pusimos la M51, la famosa galaxia del remolino. Ya la habíamos intentado ver un poco antes, pero estaba bastante baja. En esta nueva ocasión, no solo se veían claramente los dos núcleos brillantes del conjunto galáctico, sino que podía verse, una vez con la vista acostumbrada, la estructura de los brazos espirales de la galaxia principal.
Vimos también el triplete de galaxias de Leo. Parece mentira que esas manchas difusas tan cercanas de forma aparente estén en realidad a unos 35 millones de años luz de distancia. Las galaxias M65 y M66 podían verse dentro del campo de visión del ocular. Para ver la tercera galaxia del triplete, la NGC 3628, había que desplazar el teles un poco, no hay problema, coges un dedo, empujas un poco y ya se mueve el bicharraco.
Algunos compañeros enfocaron también al famoso sobrerito, M104, aunque no tuve oportunidad de verlo, pero bueno, ya caerá también.

Nos dieron la una y algo, con ya bastante frío (aunque yo pensaba que iba a pasar más frío del que pasé) por lo que ya empezamos a recoger. Nuevamente pudimos disfrutar de la facilidad del desmontaje del teles, en poco rato ya estaba empaquetado en mi coche (aunque las barras fueron en otro coche, también las habría podido llevar yo). No obstante si es verdad que la base del primario es un poco pesada, y se hace difícil moverla para una sola persona, obviamente, es mejor moverla entre dos.
Llegué finalmente a mi casa a eso de las 3 de la madrugada.

Un poco al margen de la observación con el tochoscopio, Isaac se dedicó a probar la Dolly a ver si podía hacer algún time-lapse. Por otro lado, una de las socias más recientes de la agrupación, Ángela, estuvo usando su propio telescopio: un Newton de 200mm F5 sobre una LXd-75. Para su disgusto, resultó que la montura estaba estropeada y no funcionaba bien. Es una lástima porque con el cielo que tuvimos, se podría haber disfrutado incluso con un catalejo, y no hablemos ya de unos buenos prismáticos.

Cabe destacar también los inconvenientes que presenta el telescopio: Es bastante voluminoso y pesado, no obstante entró bien en mi coche (un Seat Córdoba, que si bien tiene un maletero grande, es puerta y no portón, con lo que la boca de carga es bastante estrecha),y hacen falta dos personas para moverlo cómodamente. El otro inconveniente es la ligereza que tiene, bueno esto es un inconveniente sólo cuando hace viento, ya que debido a su poco peso y suavidad de movimientos, se mueve muy fácilmente con el viento. No obstante, con un buen buscador, el localizar y ver los objetos, aunque el viento esté moviendo continuamente el teles, es fácil precisamente por su suavidad y poco peso, osea que creo que es un inconveniente menor.

En fin, pasamos una noche muy amena y entretenida. El frío hizo presa en nuestros pies, pero yo creo que al final, con el ambiente que había entre los compañeros (bueno, con eso y un buen chaquetón claro, y algún que otro chupito de alcohol, que de eso también hubo algo, patrocinado por un vecino del lugar) apenas se notaba.
Quiero también recomendar el uso de la tienda de campaña del Ikea. No es por hacer publicidad, pero por solo 20 y pocos leros te haces con un refugio muy apañado contra el frío. Entre eso, y las miradas envidiosas de los compañeros (XDDD), creo que merece mucho la pena jejeje. También recomiendo encarecidamente el uso de la batamanta, que cumple bien su cometido: dar calorcito y partirte el culo de risa con los compañeros.


batamantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa: